viernes, 22 de junio de 2007

'La' Valeria.

Mi vida es un desastre ameno, hace poco más de un mes vivo en una ‘casadepartamento’ típica de Valparaíso, tranquila, ladeada, sin mucho ruido, en pleno cerro Mariposa.
No me ha ocurrido nada tan terrible en la vida, supongo que si se sumaran los pequeños dramas por los que he pasado tendríamos unos cuantos capítulos de teleserie venezolana, pero (y aquí cito a chemañón) mi ‘optimismo resiliente’ me invita a no tomarme tan en serio, que si estoy como estoy nada pudo ser tan grave.
Mi teoría es que si hubiera tenido plata como para hacer aquello que me gusta, podría haber sido buena para algo. No me mal entiendan, pero me refiero a ser ‘buena’ con proyección a… porque no sólo quería ser buena, mi idea era ser buena joven, antes de los 25 y ya tengo 24 así que tengo que cambiar la idealización. Bueno, como no tengo plata tengo que ir a la Universidad (no serán de los ingenuos que se compran que la wea es un ‘privilegio, y si es así definamos privilegio también). Estudio una carrera súper ‘alternativa’, que no me apasiona, pero me entretiene y dentro del abanico de posibilidades de hacer de algo que me gusta un ‘cartón’ pensé que pajearse mentalmente era una buena opción así que terminé por quedarme en Antropología (‘oh! que linda carrera’ dirán aquellos que creen que es lo mismo que arqueología) y para hacerla peor en una universidad que te invita a crear universidad porque tienen puta idea de lo que es eso, en una ciudad de la que no tengo nada malo que decir porque amo Valparaíso. Debo aclarar que yo creí que en un comienzo danza era mi vida, pero la plata no me dio para la vida de bailarina en la Gran Capital, así que dejé de creer y me puse a pensar, haciendo burdamente de la danza un hobby, y eso es lo único que duele en mi vida, pero a parche curita nomah.
Nada me une a este mundillo intelectual, en el sentido de que no me creo el hoyo del queque, ni me siento un ser portador de un mensaje divino. ‘Ellos’, 'los otros' se creen la raja porque el ser antropólogo es como ser dios, y aunque lo nieguen clasifican a los locos como si fueran espectáculos de un circo, y como tienen este gran nombre creen que sus clasificaciones son más valiosas que las clasificaciones que hacemos en el pelambre cotidiano, pero según yo son la misma wea pero con palabras más complejas nomah.
Así que aquí estoy sin saber donde voy a terminar, pero tendrá que ser en algo más motivante que esto.
Que más les puedo contar de mi…
Tengo muy buenos amigos, son uno de mis mayores orgullos, porque no son pocos y son todos la raja.
En terrenos romanticones… pfff… ese es un tema complejo, soy incapaz de mantener relaciones serias, mi vida en el plano amoroso se parece más a un museo o a un cementerio (Q.E.P.D). Sufro por amor como quien sufre un resfriado, por ahí pasé una que otra bronconeumonia pero bien rara vez me tomo este tema muy en serio.
No creo en la monogamia (fidelidad que le llaman los cursis), si en la fuerza de voluntad y compromiso, pero aún así no es mi opción, creo que el amor va mucho más allá de cualquier tipo de institución y no tiene que ver con exclusividad ni pertenencia. Aún no he encontrado un hombre que me haga pensar en que vale la pena dejar el egoísmo de mi vida por compartir algo que sería más pulento, y que no asfixie, porque últimamente esa ha sido la tónica, el dar la lata no se vende por separado. Prefiero pensar en que voy a seguir ocupando la poca libertad que me queda y mis queridas neuronitas en hacer cosas más trascendentes que hacer de polola de alguien. Viva la independencia, la diversión, la compañía tranquila sin condiciones de por medio. Por eso es que no tengo ‘parejas estables’, pero respiro.
También les cuento que estoy media aburrida de mi vida lineal, que me he trabajado en cada mierda sólo para confirmar que lo mejor es no aspirar a nada más que el crecimiento espiritual porque ese no cuesta nada (aunque igual lo venden), ya que trabajando para empresas como LAN, restoranes cuiquillos y otros no tanto, mi calidad de vida no mejoraba, no me pagaban ‘tanto’ como para poder aspirar siquiera a ahorrar, y perdía gloriosos momentos de ‘pensamiento’ agotándome para que otro pelotudo se quedara con todo el esfuerzo de mi trabajo, la proletaria no me va. Y por lo mismo no sé que me depara el futuro, no tengo ni la más mínima esperanza de tener plata, para aspirar a una vida plena (que bajo mis parámetros incluye buena cama, comida rica y su buena peli de vez en cuando) hay que ser sacrificado, y yo no estoy ni ahí con la volá sacrificio, porque la he hecho y no me la compro, antes de trabajar como chino para poder estar ‘tranquilo’ a los 60 prefiero estar así como ahora. Sé que soy más feliz que cuando trabajaba.
Esta es mi autobiografía-pseudo declaración de principios. He dicho.

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